A medida que los vehículos eléctricos se vuelven más comunes, también lo hacen las preguntas sobre cómo cargarlos correctamente. Uno de los aspectos clave para cualquier conductor de un vehículo eléctrico es contar con el cable de carga adecuado, ya que de ello depende no solo la compatibilidad con el coche, sino también la velocidad y seguridad de la carga.

Estos cables de carga no son completamente universales, ya que existen distintos tipos de conectores, potencias y configuraciones según el tipo de coche y el punto de carga que se utilice. Además, no es lo mismo cargar en casa que en una estación pública, debido a que cada entorno tiene sus propias características técnicas y requisitos. Por eso, contar con una guía clara es esencial para tomar una decisión informada y evitar problemas en el uso diario del coche eléctrico.En este artículo,, explicaremos paso a paso todo lo que se debe saber antes de comprar o utilizar un cable de carga para un vehículo eléctrico.

Tipos de conectores: ¿Qué formato necesita el coche?

Uno de los factores más importantes al elegir un cable de carga es el tipo de conector. No todos los vehículos eléctricos utilizan el mismo, y seleccionar el incorrecto puede hacer que no se pueda cargar el coche. Los conectores se dividen principalmente en dos categorías: los del lado del vehículo y los del lado del punto de carga. El más común en Europa es el Tipo 2, mientras que algunos modelos más antiguos, especialmente japoneses, utilizan el Tipo 1.

El conector Tipo 2 es el estándar en la Unión Europea y está presente en la mayoría de los nuevos modelos eléctricos y en casi todas las estaciones de carga públicas. Este cable tiene siete pines y permite tanto carga monofásica como trifásica, lo que ofrece mayor flexibilidad. El Tipo 1, por su parte, tiene cinco pines y está limitado a carga monofásica. Aunque cada vez es menos común, aún está presente en determinados modelos. Asimismo, también existe la toma de tipo 3, diseñada para estaciones de carga específicas. Por tanto, la compra el cable de carga para coche adecuado evita tiempos de carga más largos, fallos de conexión o incluso daños en el sistema eléctrico del vehículo.

Además de estos, existen conectores específicos para carga rápida en corriente continua, como el CCS Combo (común en Europa y EE.UU.) y el CHAdeMO (usado en algunos modelos japoneses). Estos no suelen usarse con cables portátiles, ya que los puntos de carga rápida llevan el cable incorporado.

Potencia y velocidad de carga

La potencia del cable de carga influye directamente en la velocidad con la que se carga el vehículo eléctrico. Esta potencia se mide en kilovatios y está determinada por la capacidad del propio cable, pero también por el cargador del coche y la infraestructura eléctrica disponible. Un cable con baja capacidad limitará la velocidad de carga, incluso si el punto de carga y el vehículo admiten más potencia. Por eso, es importante que todos los componentes estén equilibrados.

Como hemos comentado, existen cables monofásicos y trifásicos. Los monofásicos suelen funcionar a 16A o 32A y ofrecen potencias de entre 3,7 kW y 7,4 kW, siendo comunes en entornos domésticos. Los trifásicos, por su parte, pueden llegar a 11 kW o incluso 22 kW, y son adecuados para puntos de carga públicos o viviendas con instalaciones eléctricas preparadas. En cualquier caso, elegir entre uno u otro dependerá tanto del coche como del lugar en el que normalmente se cargue el vehículo.

Escenarios de uso: Carga doméstica vs carga pública

El entorno en el que se cargará el vehículo eléctrico también influye en la elección del cable. En casa, lo más habitual es utilizar una wallbox o punto de carga doméstico, aunque algunos conductores optan por cargar directamente desde un enchufe convencional (a través del modo 2). En ese caso, es importante contar con un cable de carga compatible con la instalación eléctrica de la vivienda y, preferentemente, con protección contra sobrecalentamiento o picos de tensión.

Los cables para carga doméstica suelen ser más cortos, de entre 5 y 7 metros, y están diseñados para el uso diario. En estos casos, es recomendable usar una wallbox para una carga más segura y eficiente, especialmente si el uso del vehículo es frecuente. Algunos modelos de coches incluyen un cable de carga de emergencia para enchufe doméstico, pero no se recomienda su uso prolongado por razones de seguridad y lentitud de carga.

Para la carga en espacios públicos, es habitual encontrar estaciones con conector Tipo 2, pero no siempre con cable incluido. Por eso, es útil llevar en todo momento un cable propio compatible con estos puntos. En estaciones de carga rápida, como las de tipo CCS o CHAdeMO, el cable ya está integrado, por lo que no se suele necesitar llevar uno propio, pero nunca está de más hacerlo por si acaso.

Compatibilidad y consejos finales para elegir bien

Antes de comprar cualquier cable de carga para un vehículo eléctrico es básico comprobar su compatibilidad con los elementos antes mencionados, es decir, el conector del coche, el punto de carga que se va a usar y la potencia máxima que admite el vehículo. Estos tres factores deben coincidir para que la carga sea efectiva y segura. Un error común es adquirir un cable solo por el tipo de conector, sin tener en cuenta la potencia o si es monofásico o trifásico.

Asimismo, aunque pueda parecer un detalle menor, es importante prestar atención a la longitud del cable. Si se va a cargar el coche en el garaje, se debe medir la distancia desde la toma hasta la entrada del vehículo para asegurarse de que el cable tiene el largo adecuado. En espacios públicos, un cable más largo puede ser útil para llegar a puntos mal ubicados, pero también puede resultar más incómodo de transportar. En consecuencia, buscar el equilibrio entre comodidad y funcionalidad es la mejor opción. Por otro lado, se debe valorar también la calidad del material, la protección frente a la intemperie y las certificaciones de seguridad. Por tanto, se debe escoger siempre cables homologados por la Unión Europea y de fabricantes reconocidos.